ISSN:
2710-088X - ISSN-L: 2710-088X
Volumen 7, No. 19 / Mayo - agosto 2025
Páginas 43 - 62
Conocimiento y percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en
estudiantes de secundaria del municipio de Vinto: un análisis y estrategias de
fortalecimiento
Knowledge
and perception of alcoholic beverage consumption among high school students
in the municipality of Vinto: an analysis
and strengthening strategies
Rosemary Poma Choquevillca
rosemary.poma@uab.edu.bo
https://orcid.org/0009-0001-0272-0955
Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia
Rodolfo Guarachi Ramos
rodolfo.guarachi@uab.edu.bo
https://orcid.org/0000-0001-5955-0849
Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia
https://doi.org/10.61287/revistafranztamayo.v.7i19.3
Recibido: 02 de noviembre 2024 / Arbitrado: 03 de diciembre 2024 /
Aceptado: 10 de febrero 2025 / Publicado: 15 de mayo 2025
RESUMEN
El objetivo fue
analizar y fortalecer el conocimiento y la percepción sobre el consumo de
bebidas alcohólicas en estudiantes de educación secundaria del municipio de
Vinto durante la gestión 2024. El estudio se desarrolló en coordinación con el
Gobierno Autónomo Municipal de Vinto y la dirección Distrital de Educación del
mismo municipio, tiene un enfoque cualitativo con diseño pre experimental,
empleando una intervención psicoeducativa. La población estuvo conformada por
404 estudiantes de sexto de secundaria de instituciones fiscales. Para evaluar
el conocimiento sobre los efectos del alcohol, se aplicó el "Test de
Conocimiento sobre el Alcohol para Adolescentes (TAK)"
en dos momentos: antes y después de la intervención. Los datos obtenidos fueron procesados
mediante análisis estadístico utilizando el software SPSS. En la fase
diagnóstica inicial, los resultados mostraron que el 39% de los estudiantes
poseía un conocimiento alto sobre los efectos del alcohol, el 37% un nivel
medio, y el 24% un nivel bajo. Tras la intervención, el 90% de los estudiantes
alcanzó un nivel alto de conocimiento, lo que representó un incremento del 51%,
mientras que los niveles medio y bajo disminuyeron al 8% y 2%,
respectivamente. Se concluye que los
hallazgos evidencian la efectividad de la intervención psicoeducativa para
mejorar el conocimiento sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol,
resaltando la importancia de estrategias preventivas en el ámbito escolar.
Palabras
clave: Prevención; Adolescentes; Intervención
psicoeducativa; Consumo de alcohol; Nivel de conocimiento
ABSTRACT
This study aimed to analyze and enhance knowledge and perception regarding alcohol consumption among secondary school students in the municipality of Vinto during the 2024 academic year. The research employed
a qualitative approach with an experimental design, utilizing a psychoeducational intervention. The population consisted of 404 sixth-year secondary school students from public institutions.
To assess knowledge about the effects of
alcohol, the "Alcohol Knowledge
Test for Adolescents (TAK)" was administered before and after the intervention. The intervention included two educational
sessions, each lasting 45 minutes, focusing on the effects
and risks of alcohol consumption. In the initial diagnostic phase, results indicated that 39% of students demonstrated
a high level of knowledge about
the effects of alcohol, 37% had a medium level, and 24% had a low level.
After the intervention, 90%
of the students
achieved a high level of knowledge,
representing a 51% increase,
while the medium and low levels decreased to 8% and 2%, respectively. These findings highlight the effectiveness of the psychoeducational
intervention in improving students’ knowledge about the risks
associated with alcohol consumption, emphasizing the importance of preventive strategies in the school context.
Keywords: Prevention;
adolescents; Psychoeducational
intervention; Alcohol consumption;
Knowledge level
INTRODUCCIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol
es la sustancia psicoactiva más consumida por los adolescentes en el mundo. Se
estima que alrededor del 45% de los adolescentes de 15-19 consumen. Un estudio
global realizado en 2016 en 200 países encontró que alrededor del 32% de los
adolescentes de 15 años y el 18% de los de 13 años habían consumido alcohol en
el último mes (2018). Según la investigación de la Universidad de las Américas.
(2017) más del 27% de los jóvenes de entre 15 y 19 años consumen alcohol. Las
regiones con las tasas más altas de consumo entre los jóvenes son Europa, con
un 44%, las Américas y el Pacífico Occidental, ambas con un 38%, según la
Organización Mundial de la Salud (2018) además, algunas encuestas escolares
indican que el consumo de alcohol comienza incluso antes de los 15 años.
El consumo de las denominadas drogas lícitas en
América Latina se ha visto incrementado, tanto en la variedad de droga como en
la variedad de grupos etarios que la consumen, esta es una realidad de la que
Bolivia no está exenta. Un estudio de la Universidad Católica, dado a conocer
en la gestión 2013, reveló que en Bolivia se consumen drogas lícitas como el
alcohol, con un índice de 48,53%; cifra que bajó respecto a 2007 que registró
51,1%; el producto preferido es la cerveza. Bolivia ocuparía el primer lugar en
el consumo problemático de alcohol entre Argentina, Chile, Ecuador, Perú y
Uruguay, según revela una encuesta que mide la Escala Breve de Bebedor Anormal
de Alcohol (EBBAA). Un 48.9% de la población
encuestada dio positivo en el test” (Cabrera, 2017).
Según aproximaciones de Cabrera, 2017, el consumo de
alcohol se inicia a los 13 años en Bolivia y ronda en los colegios privados y
públicos sin distinción. Si el estudiante toma cada semana ya tiene un problema
de alcohol y si esta actividad se hace cada vez más recurrente y provoca
conflictos cada vez que bebe, se convierte en la enfermedad insidiosa que se
disfraza de cosas buenas y que en la última década ataca a más hombres y
mujeres menores de 18 años, en el país. (Cabrera, 2017).
La normalización del consumo de bebidas alcohólicas en
eventos sociales es una problemática cada vez más evidente en diversos
contextos culturales y sociales. Según Salvatierra (2014), el mal ejemplo en
relación con el consumo de alcohol se ha transformado en una práctica
ampliamente aceptada. En celebraciones de actividades folklóricas, religiosas,
familiares, así como en festividades tradicionales y eventos sociales, las
bebidas alcohólicas ocupan un lugar central, siendo consideradas un componente
esencial de los eventos. En este marco, personas de todas las edades, incluidos
los jóvenes, perciben como “normal” el estado de embriaguez durante estas
celebraciones, bajo la justificación de que dicho comportamiento es parte
inherente de la convivencia en estas ocasiones. Esto sugiere una creciente
tendencia a la naturalización del consumo de alcohol como un elemento
indisociable tanto de eventos sociales privados como públicos (Salvatierra,
2014).
El municipio de Vinto, en el departamento de
Cochabamba, es reconocido por la realización de eventos sociales y culturales
donde el consumo de bebidas alcohólicas es común. Esta práctica refleja una
tendencia más amplia en la región, donde el consumo de alcohol está
profundamente arraigado en las costumbres sociales y culturales. Según un
estudio de Lab Tecno Social (2022), La identidad
cochabambina está estrechamente asociada a su manera de disfrutar de la bebida,
al placer de compartirla, a la interacción social y a la tradición de celebrar
en comunidad. La chicha, por ejemplo, es un símbolo que caracteriza a los
pobladores del valle y mantiene su gran valor cultural, consumiéndose durante
el trabajo y en actividades de distracción. Esta normalización del consumo de
alcohol en eventos sociales puede llevar a un consumo indiscriminado,
independientemente de la edad, género o situación de salud de los
participantes.
El sistema familiar desempeña un papel fundamental en
la determinación de la aparición de conductas desadaptativas en adolescentes.
La influencia de otros contextos sociales es usualmente mediada por la familia,
la cual puede amplificar o atenuar los efectos de dichas influencias, sean
estas positivas o negativas. En el caso del consumo de bebidas alcohólicas, la
actitud de los padres se presenta como un factor determinante. Una postura
crítica hacia el consumo de alcohol puede actuar como un elemento protector,
mientras que su aceptación o la exposición a patrones de consumo dentro del
núcleo familiar tienden a reforzar estas conductas. Además, factores externos
como los medios de comunicación y la presión del grupo de pares se identifican
como agentes clave que influyen en el inicio y la persistencia del consumo de
alcohol durante la adolescencia (Gonzales, 2018)
Las relaciones interpersonales como la familia y el
grupo de pares son de gran relevancia en el desarrollo del ser humano, por lo
tanto, es la forma en que los adolescentes se conectan con su entorno, cabe
resaltar que la familia es un elemento esencial de protección y apoyo en su
formación, de la misma manera lo es el grupo de pares ya que existe mayor
relación con los mismos.
Teniendo en cuenta que ya hace varias décadas atrás
que diferentes lugares de las ciudades, de los pueblos, se convierten en el
primer espacio de riesgo para que los menores de edad se inicien en la bebida
alcohólica: locales de fiestas, tiendas de barrio, bares, discotecas, espacios
al aire libre, casas particulares o de propiedad de los adolescentes (Cabrera,
2017).
El consumo de alcohol en adolescentes constituye un
desafío relevante para la salud pública, debido a sus repercusiones tanto
inmediatas como a largo plazo. La adolescencia, una etapa crucial en el
desarrollo físico, cognitivo y emocional, se ve particularmente afectada por
los efectos adversos del alcohol en el cerebro en formación, lo que puede
alterar funciones cognitivas y aumentar la vulnerabilidad a trastornos
emocionales y psicológicos (National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism [NIAAA], 2022).
Asimismo, el inicio temprano en el consumo de alcohol se asocia con un riesgo
incrementado de dependencia y la adopción de conductas peligrosas, tales como
violencia, accidentes y un desempeño académico deficiente (Miller y Rollnick, 2018). Pese a los esfuerzos preventivos, una
proporción significativa de adolescentes carece de un conocimiento adecuado
sobre los riesgos asociados con el consumo de alcohol. Esta situación pone de
manifiesto la necesidad de investigar el nivel de conciencia que los adolescentes
tienen sobre las consecuencias del consumo de alcohol. Tal información resulta
fundamental para el diseño de intervenciones educativas más efectivas,
orientadas no solo a informar sobre los riesgos, sino también a fomentar
decisiones informadas y responsables (World Health Organization [WHO], 2021)
Por otro lado, Ahumada-Cortez, J. G., Gámez-Medina, M.
E., & Valdez-Montero, C. (2017) indican que el consumo de alcohol
representa un desafío significativo para la salud pública, lo que demanda
medidas preventivas urgentes y estrategias de promoción de la salud. Esto se
debe a que está vinculado con trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades no
transmisibles, tales como problemas cardiovasculares, cirrosis hepática y
diversos tipos de cáncer. Actualmente, el consumo de alcohol es ampliamente
aceptado en la sociedad y actúa como un medio de interacción en distintos
grupos sociales, especialmente entre adolescentes. Además, el alcohol suele ser
la sustancia inicial que conduce al uso de otras drogas ilícitas, como la
marihuana o la cocaína, incrementando los riesgos asociados.
Lazo Herrera et al. (2019) llevaron a cabo un estudio
con el objetivo de evaluar el nivel de conocimiento sobre el consumo de alcohol
en adolescentes que acudían al consultorio médico 19 del Policlínico "Raúl
Sánchez Rodríguez" en Cuba. El estudio fue de tipo observacional,
descriptivo, realizado de septiembre a noviembre de 2017. Se seleccionó una
muestra aleatoria de 80 adolescentes de un total de 160. A través de una
encuesta diseñada específicamente para este estudio, se evaluaron los conocimientos
de los adolescentes sobre diversos aspectos del consumo de alcohol. Los
resultados indicaron que el 80.1% de los adolescentes tenía un nivel adecuado
de conocimiento sobre el alcohol. Sin embargo, en cuanto a las manifestaciones
clínicas del consumo de alcohol, el 53.8% obtuvo una calificación insuficiente.
Pons et al. (2017) implementaron una intervención
educativa con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre el alcoholismo en
adolescentes en riesgo, pertenecientes al Consultorio Médico de Familia No. 9
del Policlínico 1 Dra. Francisca Rivero Arocha, en Manzanillo, Cuba, entre
enero y julio de 2016. El estudio incluyó a 15 adolescentes de entre 13 y 15
años, seleccionados de una muestra intencional de 25. Se diseñó y aplicó un
programa educativo denominado "Adolescentes por la vida" con el fin
de mejorar el nivel de conocimiento de los adolescentes sobre los riesgos del
alcoholismo. Al inicio, solo 5 adolescentes respondieron correctamente a la
encuesta. Después de la intervención, 14 estudiantes (93.3%) mostraron mejoras
significativas en su conocimiento sobre los riesgos del alcoholismo, las
consecuencias del abuso de alcohol y las formas de abandonar el consumo.
Roig Castro et al. (2017) realizaron un estudio cuasi-experimental con el objetivo de evaluar la
efectividad de un programa educativo para aumentar el conocimiento sobre el
alcoholismo en adolescentes de un consultorio médico. El estudio se llevó a
cabo en el consultorio médico No. 6 del Policlínico Ángel Ortiz Vázquez, Cuba.
Se seleccionaron 31 adolescentes de un total de 120. Antes de la intervención,
el 87.1% de los adolescentes tenía un bajo nivel de conocimiento sobre el
alcoholismo. Después del programa educativo, este porcentaje aumentó al 83.8%.
Se encontró que el inicio del consumo de alcohol en esta población predominó
entre los 10 y 14 años, con un 51.6%. El estudio concluyó que el programa
educativo fue efectivo al mejorar significativamente el conocimiento sobre el
alcoholismo entre los adolescentes.
Guerra Domínguez et al. (2019) llevaron a cabo un
estudio cuasi-experimental con el objetivo de
modificar la percepción del riesgo del alcoholismo y sus consecuencias en
adolescentes de 15 a 19 años del Reparto Jesús Menéndez de Bayamo, Granma,
Cuba, entre 2015 y 2017. Se trabajó con una muestra de 180 adolescentes. El
estudio consistió en cuatro etapas: diagnóstico, diseño y validación del
programa, aplicación de la intervención educativa y evaluación. Se emplearon
métodos teóricos, empíricos y estadísticos para medir los resultados.
Inicialmente, el 55.6% de los adolescentes tenía un bajo nivel de conocimiento
sobre los riesgos del alcohol, y el 86.7% tenía creencias inadecuadas sobre el
consumo de alcohol. Después de la intervención, la mayoría de los adolescentes
mejoraron su conocimiento, sus creencias y su percepción del riesgo de
alcoholismo, con diferencias estadísticamente significativas que indicaron que
los cambios fueron el resultado de la intervención educativa.
Patterson et al. (2014) realizaron un estudio
preexperimental (antes/después) con el objetivo de aumentar el nivel de
conocimientos sobre el alcoholismo en adolescentes de 13 a 18 años del
Consultorio Médico de Familia No. 10 del Policlínico Universitario Norte, en el
municipio Morón, Cuba, entre diciembre de 2011 y noviembre de 2012. De los 82
adolescentes que integraban el universo de estudio, 78 cumplieron con los
criterios de inclusión. El estudio encontró que solo el 12.82% de los
adolescentes eran consumidores de alcohol, con la cerveza como la bebida más
consumida. La principal motivación para el consumo fue la vinculación con
amigos que bebían. Antes de la intervención educativa, los adolescentes tenían
un nivel bajo de conocimiento sobre el alcohol, pero después de la
intervención, su conocimiento aumentó, lo que demuestra la efectividad de la
estrategia educativa implementada.
Valderá de Miranda et al. (2023) llevaron a cabo una intervención educativa en
adolescentes del municipio de Camagüey, Cuba, entre diciembre de 2021 y mayo de
2022, con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre el alcoholismo y sus
consecuencias en la salud. La muestra consistió en 22 estudiantes del 11° grado
del Instituto Preuniversitario Enrique José Varona. Antes de la intervención,
el 72.73% de los estudiantes tenía un bajo nivel de conocimiento sobre el
alcoholismo, pero después de la intervención, el 68.18% de los estudiantes
alcanzaron un nivel alto de conocimiento y el 31.82% alcanzaron un nivel medio.
El estudio concluyó que las intervenciones educativas grupales son efectivas
para mejorar el conocimiento de los adolescentes sobre el alcoholismo y
prevenir el consumo de alcohol.
En Bolivia, según diversas investigaciones, existen
pocos estudios que aborden una investigación específica sobre este tema,
mientras que la mayoría de los estudios existentes abordan el consumo de
alcohol desde una perspectiva general, sin centrarse particularmente en el
conocimiento y la percepción de los adolescentes sobre los riesgos asociados al
consumo de bebidas alcohólicas.
El consumo de alcohol en adolescentes es un problema
de salud pública que afecta tanto el desarrollo físico como el cognitivo y
emocional de esta población. A pesar de los esfuerzos globales y regionales
para mitigar su impacto, Bolivia ocupa un lugar destacado en el consumo
problemático de alcohol en América Latina, con un inicio promedio de consumo a
los 13 años (Cabrera, 2017). En el municipio de Vinto, Cochabamba, el consumo
de alcohol se ha integrado en eventos sociales y culturales, reflejando una aceptación
social que facilita su uso indiscriminado por adolescentes. Sin embargo, existe
una carencia de investigaciones específicas sobre el conocimiento y percepción
de esta problemática en estudiantes secundarios, lo que subraya la necesidad de
diseñar estrategias de prevención basadas en evidencia local.
El presente estudio tiene como objetivo evaluar el
nivel de conocimiento y la percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas
en estudiantes de secundaria del municipio de Vinto, Cochabamba, durante la
gestión 2024. Además, busca determinar el impacto de un programa educativo
previamente diseñado e implementado para fortalecer el conocimiento preventivo
de los estudiantes sobre los efectos y riesgos asociados al consumo de alcohol.
Específicamente, se pretende identificar el grado de conocimiento inicial,
analizar las percepciones respecto a esta problemática y comparar dichas
variables según la edad y el género. Este enfoque permite no solo comprender
los factores que influyen en la relación de los estudiantes con el consumo de
alcohol, sino también evaluar la eficacia del programa en la mejora del
conocimiento y la percepción preventiva.
MÉTODO
La presente investigación tuvo un enfoque
cuantitativo, dado que los datos recopilados fueron procesados de manera
numérica. Se realizó un estudio experimental sin grupo de control mediante una
intervención psicoeducativa, trabajando con una población de 404 estudiantes de
sexto de secundaria de unidades educativas fiscales del municipio de Vinto,
seleccionados mediante muestreo por conglomerado. Los criterios de selección
incluyeron pertenecer exclusivamente a colegios fiscales del municipio. Las
variables de estudio incluyeron la percepción de los adolescentes sobre los
riesgos del consumo de alcohol (variable dependiente) y la intervención
psicoeducativa sobre consumo de alcohol (variable independiente). Para estudiar
el impacto de la intervención, se realizaron cálculos estadísticos
descriptivos, mediante el software SPSS utilizado para el análisis y procesamiento
de datos estadísticos, para evaluar los cambios en las percepciones antes y
después de la intervención.
La población estudiantil participante en la
investigación estuvo distribuida en distintas unidades educativas del municipio
de Vinto. La distribución porcentual de los estudiantes por unidad educativa se
detalla en la Tabla 1. Según los resultados, la mayor proporción de
participantes corresponde a la Unidad Educativa Martín Cárdenas, con un 19,3%,
seguida por la Unidad Educativa Avelino Mérida, con un 16,6%, y la Unidad
Educativa 5 de Septiembre, que representa el 15,1% del total.
Asimismo, la Unidad Educativa Carmen Rosa Salguero
concentra el 14,4% de la población estudiantil, mientras que las unidades
educativas Simón I. Patiño y Martín Cárdenas Hermosa presentan proporciones
similares, con el 10,9% y 10,6%, respectivamente. Por otro lado, la Unidad
Educativa Anocaraire agrupa al 8,9% de los
estudiantes, y la menor participación corresponde a la Unidad Educativa Soledad
Rivas, con solo un 4,2% del total
Tabla
1. Cantidad de población estudiantil por unidad
educativa
Unidades educativas |
Frecuencia |
Porcentaje |
Martín Cárdenas |
78 |
19,3 |
Martín Cárdenas Hermosa |
43 |
10,6 |
Anocaraire |
36 |
8,9 |
Simon I. Patiño |
44 |
10,9 |
Carmen Rosa Salguero |
58 |
14,4 |
Soledad Rivas |
17 |
4,2 |
5 de Septiembre |
61 |
15,1 |
Avelino Mérida |
67 |
16,6 |
Total |
404 |
100 |
Nota:
Distribución porcentual de los estudiantes participantes en la investigación
según su unidad educativa.
Para la recolección de datos, se utilizó el Test de
Conocimiento sobre el Alcohol en Adolescentes (TAK),
diseñado específicamente para medir el nivel de conocimiento de los estudiantes
sobre las consecuencias del consumo de alcohol. Este instrumento fue aplicado
antes y después de la intervención psicoeducativa, proporcionando información
esencial para la selección de los temas abordados durante las sesiones de
sensibilización. Los datos obtenidos fueron analizados con el software SPSS,
mediante cálculos porcentuales y comparativos, y los resultados se presentaron
en tablas. El cuestionario también incluyó la recopilación de datos generales
como edad, paralelo, unidad educativa y nivel de conocimiento, clasificando
este último en tres categorías: alto (8-10 puntos), medio (4-7 puntos) y bajo
(0-3 puntos). Las preguntas evaluaron áreas clave como los efectos físicos,
psicológicos, cognitivos, sociales y legales del alcohol, así como estrategias
de prevención.
El Test de Conocimiento sobre el Alcohol para
Adolescentes (TAK) permitió evaluar no solo el nivel
de información general, sino también la percepción de riesgos, creencias
erróneas, factores de influencia y estrategias de prevención en los
adolescentes. Además, ofreció una herramienta útil para medir el impacto de programas
educativos previos y guiar la planificación de futuras intervenciones (Guerra
Domínguez et al., 2019; Valderá de
Miranda et al., 2023). Este test, compuesto por 10
preguntas, asigna una puntuación que determina el nivel de conocimiento del
participante, categorizado como alto (8-10), medio (4-7) o bajo (0-3).
El estudio se desarrolló en tres fases. En la primera
fase, de diagnóstico, se aplicó el test para evaluar el nivel inicial de
conocimiento de los estudiantes sobre los efectos del consumo de alcohol. En la
segunda fase, de intervención, se diseñaron y ejecutaron acciones
psicoeducativas en dos sesiones de 45 minutos cada una, utilizando técnicas
grupales de sensibilización, proyección de videos con discusión, talleres
grupales y métodos didácticos. En la tercera fase, de evaluación, se aplicó
nuevamente el test para medir el impacto de la intervención, empleando los
mismos criterios del diagnóstico inicial.
La evaluación de la intervención se consideró
satisfactoria si al menos el 70 % de los participantes mejoraron su nivel de
conocimientos, alcanzando un nivel medio o alto. En caso contrario, se
clasificó como no satisfactoria. Finalmente, se obtuvo la autorización de la
Dirección Distrital de Educación del municipio de Vinto para desarrollar la
investigación, asegurando que todas las actividades se realizaran respetando la
planificación escolar y las normativas educativas vigentes
RESULTADOS
A continuación, se presentan los principales
hallazgos, los cuales ofrecen una visión clara sobre el impacto de la intervención
realizada a través de los talleres implementados en las unidades educativas.
En la primera fase del estudio, enfocada en el
diagnóstico, se evaluó el nivel de conocimiento de los estudiantes de sexto de
secundaria de las unidades educativas respecto a los efectos del consumo de
alcohol.
Tabla
2. Diagnóstico de nivel de conocimiento sobre los
efectos del alcohol
Unidad
Educativa |
C. Alto (8-10) |
C. Medio (4-7) |
C. Bajo (0-3) |
Tot. Participantes |
Soledad
Rivas |
5 |
9 |
3 |
17 |
Carmen
R. Salguero |
29 |
22 |
7 |
58 |
Martín
Cárdenas |
34 |
28 |
16 |
78 |
Martín
Cárdenas H. |
16 |
15 |
12 |
43 |
5
de septiembre |
22 |
16 |
23 |
61 |
Avelino
Mérida Z. |
30 |
24 |
13 |
67 |
Anocaraire |
9 |
16 |
11 |
36 |
Simón
I. Patiño |
14 |
18 |
12 |
44 |
Total
|
159 |
148 |
97 |
404 |
Total
% |
39% |
37% |
24% |
100% |
Nota:
C= Conocimiento
Los resultados obtenidos reflejan una diversidad en
los niveles de conocimiento entre los estudiantes encuestados. Un 39% de los
estudiantes mostró un nivel de conocimiento alto, lo que sugiere que poseen
información adecuada y comprenden las implicaciones negativas del consumo de
bebidas alcohólicas. Este grupo evidencia que
una parte significativa de la población estudiada está consciente de los
riesgos asociados, lo cual podría ser resultado de experiencias previas,
influencia familiar, escolar o acceso a información educativa.
Por otro lado, un 37% de los estudiantes presentó un
nivel de conocimiento medio, lo que implica una comprensión parcial sobre el
tema. Este grupo, aunque no completamente desinformado, carece de una visión
integral sobre los riesgos y consecuencias asociados al consumo de alcohol.
Este hallazgo puede indicar que el conocimiento que poseen está fragmentado,
posiblemente limitado a información superficial o general que no fomenta una
percepción clara del riesgo.
Finalmente, un 24% de los estudiantes fue clasificado
con un nivel de conocimiento bajo, evidenciando una carencia significativa de
información que les impide entender los riesgos y consecuencias del consumo de
bebidas alcohólicas. Este grupo se encuentra en una situación particularmente
vulnerable, ya que su falta de conocimiento puede incrementar la probabilidad
de adoptar conductas de riesgo relacionadas con el consumo.
Al analizar de manera conjunta a los estudiantes con
niveles de conocimiento medio y bajo (61% de la población), se observa que la
mayoría de los estudiantes no cuenta con un nivel adecuado de conocimiento
sobre los efectos del consumo de alcohol. Este dato llama la atención, ya que
refleja una brecha informativa significativa en una población que, por su etapa
de desarrollo y transición hacia la adultez, es especialmente susceptible a la
influencia social y a la adopción de conductas de riesgo.
Tabla
3. Nivel de conocimiento sobre los efectos del alcohol
post intervención
Unidad
Educativa |
C. Alto (8-10) |
C. Medio (4-7) |
C. Bajo (0-3) |
Total participantes |
Soledad
Rivas |
16 |
1 |
0 |
17 |
Carmen
R. Salguero |
50 |
5 |
3 |
58 |
Martín
Cárdenas |
68 |
10 |
0 |
78 |
Martín
Cárdenas H. |
37 |
5 |
1 |
43 |
5
de septiembre |
51 |
8 |
2 |
61 |
Avelino
Mérida Z. |
66 |
1 |
0 |
67 |
Anocaraire |
36 |
0 |
0 |
36 |
Simón
I. Patiño |
41 |
3 |
0 |
44 |
Total
|
365 |
33 |
6 |
404 |
Total
% |
90% |
8% |
2% |
100% |
Nota:
C = Conocimiento
Los datos reflejan los niveles de conocimiento sobre
los efectos del consumo de alcohol en 404 estudiantes de diversas unidades
educativas tras una intervención educativa. Los resultados indican que un 90%
de los estudiantes alcanzaron un conocimiento alto, un 8% se situó en el nivel
medio y solo un 2% permaneció en un nivel bajo. Estos hallazgos sugieren que la
intervención tuvo un impacto significativo en la mejora del conocimiento de
esta población, logrando que la gran mayoría de los participantes adquiera una
comprensión sólida sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol.
Al observar los resultados desglosados por unidad
educativa, se identifican variaciones importantes. Las unidades educativas
Avelino Mérida Z., Anocaraire y Martín Cárdenas
mostraron los mejores resultados, con más del 98% de los estudiantes en el
nivel alto de conocimiento. Estas instituciones demostraron un impacto
homogéneo de la intervención, lo que evidencia una implementación efectiva de
las estrategias pedagógicas diseñadas. Por otro lado, unidades como Carmen R.
Salguero y 5 de septiembre presentaron una mayor proporción de estudiantes en
los niveles medio y bajo, con un 13,8% y 16,4%, respectivamente. Estos
resultados sugieren que, aunque la mayoría de los estudiantes alcanzaron
niveles altos de conocimiento, aún existe un grupo que requiere estrategias de
refuerzo para consolidar su aprendizaje.
El predominio del 90% de estudiantes en el nivel de
conocimiento alto evidencia la efectividad de la intervención educativa
implementada. Esta mejora sustancial puede atribuirse a un diseño pedagógico
efectivo que permitió la internalización del contenido de manera accesible y
significativa. Además, es posible que la participación activa de los
estudiantes, combinada con el apoyo de las instituciones educativas, haya sido
un factor clave en el éxito de la intervención. Sin embargo, el 10% restante,
compuesto por los niveles medio y bajo, evidencia una brecha que debe ser
abordada mediante estrategias pedagógicas diferenciadas y de seguimiento.
Tabla
4. Análisis comparativo del pre y pos
test por dimensiones
Niveles |
Pre test |
Pos test |
||||||
Dependencia |
Percepciones |
Dependencia |
Percepciones |
|||||
f |
% |
f |
% |
f |
% |
f |
% |
|
Nivel bajo (PD:
1-2) |
97 |
24,0 |
97 |
24,0 |
6 |
1,5 |
6 |
1,5 |
Nivel medio (PD:
3-4) |
148 |
36,6 |
148 |
36,6 |
33 |
8,2 |
33 |
8,2 |
Nivel alto (PD:
5-6) |
159 |
39,4 |
159 |
39,4 |
365 |
90,3 |
365 |
90,3 |
Total |
404 |
100,0 |
404 |
100,0 |
404 |
100,0 |
404 |
100,0 |
Nota:
Los datos reflejan progresos
La tabla evidencia un cambio significativo entre el
pretest y el postest en los niveles de dependencia y
percepciones, lo que sugiere un impacto positivo de la intervención aplicada.
En el pretest, los participantes se distribuyeron de manera más uniforme entre
los niveles bajo (24,0%), medio (36,6%) y alto (39,4%). Sin embargo, en el postest, el 90,3% de los participantes alcanzaron el nivel
alto, mientras que los niveles bajo y medio disminuyeron al 1,5% y 8,2%,
respectivamente. Este resultado puede interpretarse bajo la perspectiva de
Bandura (1997), quien destaca que "el aprendizaje y el cambio conductual
están significativamente influenciados por experiencias que fortalecen las
creencias en las propias capacidades para lograr metas específicas". Así,
el avance observado refleja no solo un desarrollo en las percepciones y
dependencia, sino también una mayor autoeficacia en los participantes,
posiblemente derivada de una intervención que promovió competencias clave y un
entorno de aprendizaje favorable
Estos hallazgos tienen implicaciones prácticas
significativas. Por un lado, refuerzan la utilidad de programas educativos
específicos para abordar temas de salud pública, como el consumo de alcohol, en
poblaciones escolares. Por otro lado, destacan la importancia de diseñar
estrategias pedagógicas que consideren las características particulares de cada
contexto educativo. Las instituciones con mayor diversidad en los niveles de
conocimiento podrían beneficiarse de materiales educativos más dinámicos y de
la incorporación de actividades interactivas, como juegos, debates y
dramatizaciones. Además, la participación activa de las familias y la comunidad
educativa podría reforzar el aprendizaje desde el entorno familiar.
Asimismo, es crucial implementar evaluaciones
periódicas para medir la sostenibilidad del conocimiento adquirido y realizar
los ajustes necesarios en los programas educativos. Esto incluye el análisis
cualitativo de las percepciones y actitudes de los estudiantes hacia el consumo
de alcohol, permitiendo que las intervenciones sean más relevantes y adaptadas
a sus necesidades reales. Además, se recomienda ampliar este tipo de programas
a otras unidades educativas y regiones, especialmente en comunidades rurales o
marginadas, donde el acceso a la información puede ser más limitado.
En conclusión, el análisis de los datos post-intervención muestra un panorama alentador, con un 90%
de los estudiantes alcanzando un nivel alto de conocimiento sobre los efectos
del consumo de alcohol. No obstante, la proporción de estudiantes con niveles
medio y bajo pone de manifiesto la necesidad de un enfoque diferencial para
garantizar que todos los estudiantes adquieran un conocimiento integral sobre
este tema. Estos resultados destacan la importancia de las intervenciones
educativas como herramientas clave para la prevención de conductas de riesgo y
el fomento de estilos de vida saludables en la población adolescente.
Discusión
Los resultados de este estudio demuestran una mejora significativa
en el nivel de conocimiento de los estudiantes de sexto de secundaria del
municipio de Vinto sobre los efectos del consumo de alcohol, tras la
implementación de talleres educativos. Antes de los talleres, el 61% de los
estudiantes presentaba niveles de conocimiento medio o bajo, lo que se alinea
con investigaciones previas que señalan un déficit informativo generalizado
entre los adolescentes sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol. Según
la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es la sustancia
psicoactiva más consumida por adolescentes a nivel global, siendo este grupo
particularmente vulnerable debido a su susceptibilidad a las influencias
sociales y la falta de acceso a información adecuada (OMS, 2021). Estudios como
el de Cabrera (2017) refuerzan esta idea al evidenciar que una proporción
significativa de adolescentes carece de una comprensión clara de las
consecuencias del consumo de alcohol, lo que contribuye a la normalización de
su uso en contextos recreativos y sociales.
El incremento del 51% en la categoría de conocimiento
alto tras la intervención educativa refleja la eficacia de los talleres para
contrarrestar las narrativas normalizadoras del consumo de alcohol.
Investigaciones como las de Salvatierra (2014) y Cabrera (2017) destacan cómo
los entornos socioculturales, especialmente en contextos como Vinto, perpetúan
la percepción del alcohol como un componente esencial de la interacción social.
Sin embargo, los resultados de este estudio confirman que, al proporcionar información
precisa y relevante, los estudiantes pueden desarrollar una reflexión crítica
que les permita cuestionar estas normas culturales. Esto coincide con las
recomendaciones de la OMS y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y
el Alcoholismo (NIAAA, 2022), que subrayan la
importancia de las estrategias educativas en la prevención del consumo de
sustancias psicoactivas. Además, la educación se presenta como una herramienta
eficaz no solo para aumentar el conocimiento, sino también para influir positivamente
en las actitudes y comportamientos relacionados con el consumo.
En este contexto, es relevante considerar cómo las
dinámicas familiares y la influencia del grupo de pares pueden moderar el
impacto de estas intervenciones. Gonzales (2018) resalta que las familias y los
grupos sociales inmediatos juegan un papel crucial en la adopción de conductas
de riesgo. Los talleres educativos, al incrementar el conocimiento sobre los
riesgos del consumo de alcohol, pueden fortalecer la capacidad de los
estudiantes para resistir presiones externas, ya sean familiares o sociales. Además,
las observaciones de Cabrera (2017) sobre el consumo frecuente en fiestas y
eventos informales resaltan la importancia de complementar las intervenciones
educativas con estrategias comunitarias que limiten los espacios de riesgo.
Este enfoque integrado podría maximizar el impacto de los programas de
prevención, fomentando un cambio cultural más amplio.
El impacto positivo de los talleres educativos también
tiene implicaciones relevantes en el contexto boliviano, donde el consumo de
alcohol comienza a edades tempranas y está profundamente arraigado en las
prácticas sociales (Cabrera, 2017; Salvatierra, 2014). La mejora en el nivel de
conocimiento observada en este estudio sugiere que estos programas educativos
pueden ser un componente clave para reducir las tasas de consumo problemático.
Esto podría traducirse en beneficios a largo plazo para la salud pública, como
la disminución de trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades no transmisibles
asociadas al consumo de alcohol, como señalan Ahumada-Cortez et al. (2017).
Además, la experiencia en Vinto puede servir como modelo para otras regiones
con características similares, contribuyendo al diseño de políticas educativas
más efectivas y escalables.
A pesar de los resultados prometedores, este estudio
tiene limitaciones que deben ser consideradas. Los hallazgos se limitan al
contexto sociocultural específico de Vinto, lo que podría restringir su
generalización a otras regiones con dinámicas distintas. Además, aunque los
resultados muestran un incremento significativo en el conocimiento, no se
evaluó si estos cambios se traducen en modificaciones conductuales, como la
reducción del consumo de alcohol. La durabilidad de los conocimientos
adquiridos también representa una incógnita, ya que no se realizó un
seguimiento longitudinal para determinar si los efectos de los talleres se
mantienen en el tiempo.
En futuras investigaciones, sería esencial ampliar la
muestra a otros municipios de Cochabamba y de Bolivia, permitiendo explorar si
los resultados son consistentes en diferentes contextos socioculturales.
Asimismo, sería importante diseñar estudios que analicen los efectos
conductuales derivados del aumento en el conocimiento, utilizando medidas
objetivas para evaluar el consumo real de alcohol y otras conductas de riesgo
asociadas. Finalmente, investigaciones adicionales podrían profundizar en cómo
factores familiares, sociales y culturales específicos moderan o median el
impacto de las intervenciones educativas. Por ejemplo, explorar el papel de la
actitud de los padres hacia el alcohol o la influencia de los pares podría
proporcionar información valiosa para desarrollar programas más personalizados
y efectivos.
CONCLUSIONES
El proyecto Análisis y fortalecimiento del
conocimiento y la percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en
estudiantes de sexto de educación secundaria, llevado a cabo en las unidades
educativas del municipio de Vinto (Anocaraire, Simón
I. Patiño, Carmen Rosa Salguero, Soledad Rivas, Martín Cárdenas Hermosa, Martín
Cárdenas, 5 de Septiembre y Avelino Mérida Zubieta), logró cumplir de manera
efectiva con los objetivos planteados, superando los desafíos que surgieron
durante su implementación. Los resultados obtenidos confirman la importancia de
las intervenciones educativas como una herramienta clave para la prevención del
consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes.
En relación con el primer objetivo, Diagnosticar el
nivel de conocimiento preventivo del alcoholismo, la aplicación del Test de
Conocimiento sobre el Alcohol para Adolescentes (TAK)
permitió identificar que el 24% de los estudiantes tenía un nivel de
conocimiento bajo, el 37% medio y el 39% alto. Aunque una minoría (39%)
evidenció un conocimiento sólido, el hecho de que el 61% de los estudiantes
presentara un conocimiento limitado subrayó la necesidad urgente de
intervenciones informativas y preventivas. Estos datos sirvieron como línea de
base para diseñar actividades educativas específicas y pertinentes, orientadas
a cerrar estas brechas de conocimiento.
Respecto al segundo objetivo, Implementar el programa
de prevención del alcoholismo, se desarrollaron e implementaron talleres
educativos en todas las instituciones participantes. Estos talleres abordaron
temas fundamentales como los efectos biológicos, psicológicos y sociales del
consumo de alcohol, empleando metodologías dinámicas y participativas. La
inclusión de debates y actividades reflexivas permitió que los estudiantes no
solo adquirieran información, sino que también desarrollaran una comprensión crítica
del impacto del alcohol en su vida personal, familiar y comunitaria.
En cuanto al último objetivo, Valorar los logros y
efectos del programa de prevención, los resultados finales reflejan un progreso
significativo. Posterior a la intervención, el 90% de los estudiantes alcanzó
un nivel alto de conocimiento, mientras que el 8% permaneció en un nivel medio
y solo el 2% en un nivel bajo. Este avance evidencia el impacto positivo del
programa en el fortalecimiento del conocimiento preventivo. Además, las
instituciones con menor número de estudiantes mostraron niveles superiores de
concienciación, lo que sugiere que un enfoque más personalizado puede
incrementar la efectividad de las intervenciones educativas.
El proyecto se consolidó como una iniciativa
fundamental para fomentar la cultura de prevención entre los estudiantes,
capacitándolos con conocimientos y habilidades esenciales para tomar decisiones
informadas sobre su salud y bienestar. Los talleres no solo abordaron el
consumo de alcohol como una problemática aislada, sino que promovieron un
enfoque integral que consideró el contexto social, cultural y educativo de los
participantes. Este esfuerzo conjunto entre las instituciones educativas y los
facilitadores del programa marca un paso significativo hacia la creación de
comunidades escolares más conscientes y comprometidas con la promoción de
estilos de vida saludables.
En conclusión, los logros alcanzados demuestran el
potencial transformador de las intervenciones educativas bien diseñadas y
adaptadas a las necesidades contextuales. Si bien este proyecto representa un
avance importante, es necesario seguir trabajando en el fortalecimiento de
estas iniciativas, ampliando su alcance y asegurando su sostenibilidad en el
tiempo. La implementación de programas educativos similares en otros municipios
podría replicar los éxitos observados en Vinto, contribuyendo así a la reducción
del consumo problemático de alcohol y a la mejora de la calidad de vida de los
adolescentes en Bolivia.
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