ISSN: 2710-088X - ISSN-L: 2710-088X

Volumen 7, No. 19 / Mayo - agosto 2025

Páginas 43 - 62

 

Conocimiento y percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en estudiantes de secundaria del municipio de Vinto: un análisis y estrategias de fortalecimiento

 

Knowledge and perception of alcoholic beverage consumption among high school students in the municipality of Vinto: an analysis and strengthening strategies

 

Rosemary Poma Choquevillca

rosemary.poma@uab.edu.bo

https://orcid.org/0009-0001-0272-0955

Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia

 

Rodolfo Guarachi Ramos

rodolfo.guarachi@uab.edu.bo

https://orcid.org/0000-0001-5955-0849

Universidad Adventista de Bolivia, Cochabamba, Bolivia

 

https://doi.org/10.61287/revistafranztamayo.v.7i19.3

 

Recibido: 02 de noviembre 2024 / Arbitrado: 03 de diciembre 2024 / Aceptado: 10 de febrero 2025 / Publicado: 15 de mayo 2025

 

RESUMEN

El objetivo fue analizar y fortalecer el conocimiento y la percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en estudiantes de educación secundaria del municipio de Vinto durante la gestión 2024. El estudio se desarrolló en coordinación con el Gobierno Autónomo Municipal de Vinto y la dirección Distrital de Educación del mismo municipio, tiene un enfoque cualitativo con diseño pre experimental, empleando una intervención psicoeducativa. La población estuvo conformada por 404 estudiantes de sexto de secundaria de instituciones fiscales. Para evaluar el conocimiento sobre los efectos del alcohol, se aplicó el "Test de Conocimiento sobre el Alcohol para Adolescentes (TAK)" en dos momentos: antes y después de la intervención.  Los datos obtenidos fueron procesados mediante análisis estadístico utilizando el software SPSS. En la fase diagnóstica inicial, los resultados mostraron que el 39% de los estudiantes poseía un conocimiento alto sobre los efectos del alcohol, el 37% un nivel medio, y el 24% un nivel bajo. Tras la intervención, el 90% de los estudiantes alcanzó un nivel alto de conocimiento, lo que representó un incremento del 51%, mientras que los niveles medio y bajo disminuyeron al 8% y 2%, respectivamente.  Se concluye que los hallazgos evidencian la efectividad de la intervención psicoeducativa para mejorar el conocimiento sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol, resaltando la importancia de estrategias preventivas en el ámbito escolar.

 

Palabras clave: Prevención; Adolescentes; Intervención psicoeducativa; Consumo de alcohol; Nivel de conocimiento

 

ABSTRACT

This study aimed to analyze and enhance knowledge and perception regarding alcohol consumption among secondary school students in the municipality of Vinto during the 2024 academic year. The research employed a qualitative approach with an experimental design, utilizing a psychoeducational intervention. The population consisted of 404 sixth-year secondary school students from public institutions. To assess knowledge about the effects of alcohol, the "Alcohol Knowledge Test for Adolescents (TAK)" was administered before and after the intervention.    The intervention included two educational sessions, each lasting 45 minutes, focusing on the effects and risks of alcohol consumption. In the initial diagnostic phase, results indicated that 39% of students demonstrated a high level of knowledge about the effects of alcohol, 37% had a medium level, and 24% had a low level. After the intervention, 90% of the students achieved a high level of knowledge, representing a 51% increase, while the medium and low levels decreased to 8% and 2%, respectively.  These findings highlight the effectiveness of the psychoeducational intervention in improving studentsknowledge about the risks associated with alcohol consumption, emphasizing the importance of preventive strategies in the school context.

 

Keywords: Prevention; adolescents; Psychoeducational intervention; Alcohol consumption; Knowledge level

 

INTRODUCCIÓN

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por los adolescentes en el mundo. Se estima que alrededor del 45% de los adolescentes de 15-19 consumen. Un estudio global realizado en 2016 en 200 países encontró que alrededor del 32% de los adolescentes de 15 años y el 18% de los de 13 años habían consumido alcohol en el último mes (2018). Según la investigación de la Universidad de las Américas. (2017) más del 27% de los jóvenes de entre 15 y 19 años consumen alcohol. Las regiones con las tasas más altas de consumo entre los jóvenes son Europa, con un 44%, las Américas y el Pacífico Occidental, ambas con un 38%, según la Organización Mundial de la Salud (2018) además, algunas encuestas escolares indican que el consumo de alcohol comienza incluso antes de los 15 años.

El consumo de las denominadas drogas lícitas en América Latina se ha visto incrementado, tanto en la variedad de droga como en la variedad de grupos etarios que la consumen, esta es una realidad de la que Bolivia no está exenta. Un estudio de la Universidad Católica, dado a conocer en la gestión 2013, reveló que en Bolivia se consumen drogas lícitas como el alcohol, con un índice de 48,53%; cifra que bajó respecto a 2007 que registró 51,1%; el producto preferido es la cerveza. Bolivia ocuparía el primer lugar en el consumo problemático de alcohol entre Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay, según revela una encuesta que mide la Escala Breve de Bebedor Anormal de Alcohol (EBBAA). Un 48.9% de la población encuestada dio positivo en el test” (Cabrera, 2017).

Según aproximaciones de Cabrera, 2017, el consumo de alcohol se inicia a los 13 años en Bolivia y ronda en los colegios privados y públicos sin distinción. Si el estudiante toma cada semana ya tiene un problema de alcohol y si esta actividad se hace cada vez más recurrente y provoca conflictos cada vez que bebe, se convierte en la enfermedad insidiosa que se disfraza de cosas buenas y que en la última década ataca a más hombres y mujeres menores de 18 años, en el país. (Cabrera, 2017).

La normalización del consumo de bebidas alcohólicas en eventos sociales es una problemática cada vez más evidente en diversos contextos culturales y sociales. Según Salvatierra (2014), el mal ejemplo en relación con el consumo de alcohol se ha transformado en una práctica ampliamente aceptada. En celebraciones de actividades folklóricas, religiosas, familiares, así como en festividades tradicionales y eventos sociales, las bebidas alcohólicas ocupan un lugar central, siendo consideradas un componente esencial de los eventos. En este marco, personas de todas las edades, incluidos los jóvenes, perciben como “normal” el estado de embriaguez durante estas celebraciones, bajo la justificación de que dicho comportamiento es parte inherente de la convivencia en estas ocasiones. Esto sugiere una creciente tendencia a la naturalización del consumo de alcohol como un elemento indisociable tanto de eventos sociales privados como públicos (Salvatierra, 2014).

El municipio de Vinto, en el departamento de Cochabamba, es reconocido por la realización de eventos sociales y culturales donde el consumo de bebidas alcohólicas es común. Esta práctica refleja una tendencia más amplia en la región, donde el consumo de alcohol está profundamente arraigado en las costumbres sociales y culturales. Según un estudio de Lab Tecno Social (2022), La identidad cochabambina está estrechamente asociada a su manera de disfrutar de la bebida, al placer de compartirla, a la interacción social y a la tradición de celebrar en comunidad. La chicha, por ejemplo, es un símbolo que caracteriza a los pobladores del valle y mantiene su gran valor cultural, consumiéndose durante el trabajo y en actividades de distracción. Esta normalización del consumo de alcohol en eventos sociales puede llevar a un consumo indiscriminado, independientemente de la edad, género o situación de salud de los participantes.

El sistema familiar desempeña un papel fundamental en la determinación de la aparición de conductas desadaptativas en adolescentes. La influencia de otros contextos sociales es usualmente mediada por la familia, la cual puede amplificar o atenuar los efectos de dichas influencias, sean estas positivas o negativas. En el caso del consumo de bebidas alcohólicas, la actitud de los padres se presenta como un factor determinante. Una postura crítica hacia el consumo de alcohol puede actuar como un elemento protector, mientras que su aceptación o la exposición a patrones de consumo dentro del núcleo familiar tienden a reforzar estas conductas. Además, factores externos como los medios de comunicación y la presión del grupo de pares se identifican como agentes clave que influyen en el inicio y la persistencia del consumo de alcohol durante la adolescencia (Gonzales, 2018)

Las relaciones interpersonales como la familia y el grupo de pares son de gran relevancia en el desarrollo del ser humano, por lo tanto, es la forma en que los adolescentes se conectan con su entorno, cabe resaltar que la familia es un elemento esencial de protección y apoyo en su formación, de la misma manera lo es el grupo de pares ya que existe mayor relación con los mismos.

Teniendo en cuenta que ya hace varias décadas atrás que diferentes lugares de las ciudades, de los pueblos, se convierten en el primer espacio de riesgo para que los menores de edad se inicien en la bebida alcohólica: locales de fiestas, tiendas de barrio, bares, discotecas, espacios al aire libre, casas particulares o de propiedad de los adolescentes (Cabrera, 2017).

El consumo de alcohol en adolescentes constituye un desafío relevante para la salud pública, debido a sus repercusiones tanto inmediatas como a largo plazo. La adolescencia, una etapa crucial en el desarrollo físico, cognitivo y emocional, se ve particularmente afectada por los efectos adversos del alcohol en el cerebro en formación, lo que puede alterar funciones cognitivas y aumentar la vulnerabilidad a trastornos emocionales y psicológicos (National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism [NIAAA], 2022). Asimismo, el inicio temprano en el consumo de alcohol se asocia con un riesgo incrementado de dependencia y la adopción de conductas peligrosas, tales como violencia, accidentes y un desempeño académico deficiente (Miller y Rollnick, 2018). Pese a los esfuerzos preventivos, una proporción significativa de adolescentes carece de un conocimiento adecuado sobre los riesgos asociados con el consumo de alcohol. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de investigar el nivel de conciencia que los adolescentes tienen sobre las consecuencias del consumo de alcohol. Tal información resulta fundamental para el diseño de intervenciones educativas más efectivas, orientadas no solo a informar sobre los riesgos, sino también a fomentar decisiones informadas y responsables (World Health Organization [WHO], 2021)

Por otro lado, Ahumada-Cortez, J. G., Gámez-Medina, M. E., & Valdez-Montero, C. (2017) indican que el consumo de alcohol representa un desafío significativo para la salud pública, lo que demanda medidas preventivas urgentes y estrategias de promoción de la salud. Esto se debe a que está vinculado con trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades no transmisibles, tales como problemas cardiovasculares, cirrosis hepática y diversos tipos de cáncer. Actualmente, el consumo de alcohol es ampliamente aceptado en la sociedad y actúa como un medio de interacción en distintos grupos sociales, especialmente entre adolescentes. Además, el alcohol suele ser la sustancia inicial que conduce al uso de otras drogas ilícitas, como la marihuana o la cocaína, incrementando los riesgos asociados.

Lazo Herrera et al. (2019) llevaron a cabo un estudio con el objetivo de evaluar el nivel de conocimiento sobre el consumo de alcohol en adolescentes que acudían al consultorio médico 19 del Policlínico "Raúl Sánchez Rodríguez" en Cuba. El estudio fue de tipo observacional, descriptivo, realizado de septiembre a noviembre de 2017. Se seleccionó una muestra aleatoria de 80 adolescentes de un total de 160. A través de una encuesta diseñada específicamente para este estudio, se evaluaron los conocimientos de los adolescentes sobre diversos aspectos del consumo de alcohol. Los resultados indicaron que el 80.1% de los adolescentes tenía un nivel adecuado de conocimiento sobre el alcohol. Sin embargo, en cuanto a las manifestaciones clínicas del consumo de alcohol, el 53.8% obtuvo una calificación insuficiente.

Pons et al. (2017) implementaron una intervención educativa con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre el alcoholismo en adolescentes en riesgo, pertenecientes al Consultorio Médico de Familia No. 9 del Policlínico 1 Dra. Francisca Rivero Arocha, en Manzanillo, Cuba, entre enero y julio de 2016. El estudio incluyó a 15 adolescentes de entre 13 y 15 años, seleccionados de una muestra intencional de 25. Se diseñó y aplicó un programa educativo denominado "Adolescentes por la vida" con el fin de mejorar el nivel de conocimiento de los adolescentes sobre los riesgos del alcoholismo. Al inicio, solo 5 adolescentes respondieron correctamente a la encuesta. Después de la intervención, 14 estudiantes (93.3%) mostraron mejoras significativas en su conocimiento sobre los riesgos del alcoholismo, las consecuencias del abuso de alcohol y las formas de abandonar el consumo.

Roig Castro et al. (2017) realizaron un estudio cuasi-experimental con el objetivo de evaluar la efectividad de un programa educativo para aumentar el conocimiento sobre el alcoholismo en adolescentes de un consultorio médico. El estudio se llevó a cabo en el consultorio médico No. 6 del Policlínico Ángel Ortiz Vázquez, Cuba. Se seleccionaron 31 adolescentes de un total de 120. Antes de la intervención, el 87.1% de los adolescentes tenía un bajo nivel de conocimiento sobre el alcoholismo. Después del programa educativo, este porcentaje aumentó al 83.8%. Se encontró que el inicio del consumo de alcohol en esta población predominó entre los 10 y 14 años, con un 51.6%. El estudio concluyó que el programa educativo fue efectivo al mejorar significativamente el conocimiento sobre el alcoholismo entre los adolescentes.

Guerra Domínguez et al. (2019) llevaron a cabo un estudio cuasi-experimental con el objetivo de modificar la percepción del riesgo del alcoholismo y sus consecuencias en adolescentes de 15 a 19 años del Reparto Jesús Menéndez de Bayamo, Granma, Cuba, entre 2015 y 2017. Se trabajó con una muestra de 180 adolescentes. El estudio consistió en cuatro etapas: diagnóstico, diseño y validación del programa, aplicación de la intervención educativa y evaluación. Se emplearon métodos teóricos, empíricos y estadísticos para medir los resultados. Inicialmente, el 55.6% de los adolescentes tenía un bajo nivel de conocimiento sobre los riesgos del alcohol, y el 86.7% tenía creencias inadecuadas sobre el consumo de alcohol. Después de la intervención, la mayoría de los adolescentes mejoraron su conocimiento, sus creencias y su percepción del riesgo de alcoholismo, con diferencias estadísticamente significativas que indicaron que los cambios fueron el resultado de la intervención educativa.

Patterson et al. (2014) realizaron un estudio preexperimental (antes/después) con el objetivo de aumentar el nivel de conocimientos sobre el alcoholismo en adolescentes de 13 a 18 años del Consultorio Médico de Familia No. 10 del Policlínico Universitario Norte, en el municipio Morón, Cuba, entre diciembre de 2011 y noviembre de 2012. De los 82 adolescentes que integraban el universo de estudio, 78 cumplieron con los criterios de inclusión. El estudio encontró que solo el 12.82% de los adolescentes eran consumidores de alcohol, con la cerveza como la bebida más consumida. La principal motivación para el consumo fue la vinculación con amigos que bebían. Antes de la intervención educativa, los adolescentes tenían un nivel bajo de conocimiento sobre el alcohol, pero después de la intervención, su conocimiento aumentó, lo que demuestra la efectividad de la estrategia educativa implementada.

Valderá de Miranda et al. (2023) llevaron a cabo una intervención educativa en adolescentes del municipio de Camagüey, Cuba, entre diciembre de 2021 y mayo de 2022, con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre el alcoholismo y sus consecuencias en la salud. La muestra consistió en 22 estudiantes del 11° grado del Instituto Preuniversitario Enrique José Varona. Antes de la intervención, el 72.73% de los estudiantes tenía un bajo nivel de conocimiento sobre el alcoholismo, pero después de la intervención, el 68.18% de los estudiantes alcanzaron un nivel alto de conocimiento y el 31.82% alcanzaron un nivel medio. El estudio concluyó que las intervenciones educativas grupales son efectivas para mejorar el conocimiento de los adolescentes sobre el alcoholismo y prevenir el consumo de alcohol.

En Bolivia, según diversas investigaciones, existen pocos estudios que aborden una investigación específica sobre este tema, mientras que la mayoría de los estudios existentes abordan el consumo de alcohol desde una perspectiva general, sin centrarse particularmente en el conocimiento y la percepción de los adolescentes sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas alcohólicas.

El consumo de alcohol en adolescentes es un problema de salud pública que afecta tanto el desarrollo físico como el cognitivo y emocional de esta población. A pesar de los esfuerzos globales y regionales para mitigar su impacto, Bolivia ocupa un lugar destacado en el consumo problemático de alcohol en América Latina, con un inicio promedio de consumo a los 13 años (Cabrera, 2017). En el municipio de Vinto, Cochabamba, el consumo de alcohol se ha integrado en eventos sociales y culturales, reflejando una aceptación social que facilita su uso indiscriminado por adolescentes. Sin embargo, existe una carencia de investigaciones específicas sobre el conocimiento y percepción de esta problemática en estudiantes secundarios, lo que subraya la necesidad de diseñar estrategias de prevención basadas en evidencia local.

El presente estudio tiene como objetivo evaluar el nivel de conocimiento y la percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en estudiantes de secundaria del municipio de Vinto, Cochabamba, durante la gestión 2024. Además, busca determinar el impacto de un programa educativo previamente diseñado e implementado para fortalecer el conocimiento preventivo de los estudiantes sobre los efectos y riesgos asociados al consumo de alcohol. Específicamente, se pretende identificar el grado de conocimiento inicial, analizar las percepciones respecto a esta problemática y comparar dichas variables según la edad y el género. Este enfoque permite no solo comprender los factores que influyen en la relación de los estudiantes con el consumo de alcohol, sino también evaluar la eficacia del programa en la mejora del conocimiento y la percepción preventiva.

 

MÉTODO

La presente investigación tuvo un enfoque cuantitativo, dado que los datos recopilados fueron procesados de manera numérica. Se realizó un estudio experimental sin grupo de control mediante una intervención psicoeducativa, trabajando con una población de 404 estudiantes de sexto de secundaria de unidades educativas fiscales del municipio de Vinto, seleccionados mediante muestreo por conglomerado. Los criterios de selección incluyeron pertenecer exclusivamente a colegios fiscales del municipio. Las variables de estudio incluyeron la percepción de los adolescentes sobre los riesgos del consumo de alcohol (variable dependiente) y la intervención psicoeducativa sobre consumo de alcohol (variable independiente). Para estudiar el impacto de la intervención, se realizaron cálculos estadísticos descriptivos, mediante el software SPSS utilizado para el análisis y procesamiento de datos estadísticos, para evaluar los cambios en las percepciones antes y después de la intervención.

La población estudiantil participante en la investigación estuvo distribuida en distintas unidades educativas del municipio de Vinto. La distribución porcentual de los estudiantes por unidad educativa se detalla en la Tabla 1. Según los resultados, la mayor proporción de participantes corresponde a la Unidad Educativa Martín Cárdenas, con un 19,3%, seguida por la Unidad Educativa Avelino Mérida, con un 16,6%, y la Unidad Educativa 5 de Septiembre, que representa el 15,1% del total.

Asimismo, la Unidad Educativa Carmen Rosa Salguero concentra el 14,4% de la población estudiantil, mientras que las unidades educativas Simón I. Patiño y Martín Cárdenas Hermosa presentan proporciones similares, con el 10,9% y 10,6%, respectivamente. Por otro lado, la Unidad Educativa Anocaraire agrupa al 8,9% de los estudiantes, y la menor participación corresponde a la Unidad Educativa Soledad Rivas, con solo un 4,2% del total

 

Tabla 1. Cantidad de población estudiantil por unidad educativa

Unidades educativas

Frecuencia

Porcentaje

Martín Cárdenas

78

19,3

Martín Cárdenas Hermosa

43

10,6

Anocaraire

36

8,9

Simon I. Patiño

44

10,9

Carmen Rosa Salguero

58

14,4

Soledad Rivas

17

4,2

5 de Septiembre

61

15,1

Avelino Mérida

67

16,6

Total

404

100

Nota: Distribución porcentual de los estudiantes participantes en la investigación según su unidad educativa.

 

Para la recolección de datos, se utilizó el Test de Conocimiento sobre el Alcohol en Adolescentes (TAK), diseñado específicamente para medir el nivel de conocimiento de los estudiantes sobre las consecuencias del consumo de alcohol. Este instrumento fue aplicado antes y después de la intervención psicoeducativa, proporcionando información esencial para la selección de los temas abordados durante las sesiones de sensibilización. Los datos obtenidos fueron analizados con el software SPSS, mediante cálculos porcentuales y comparativos, y los resultados se presentaron en tablas. El cuestionario también incluyó la recopilación de datos generales como edad, paralelo, unidad educativa y nivel de conocimiento, clasificando este último en tres categorías: alto (8-10 puntos), medio (4-7 puntos) y bajo (0-3 puntos). Las preguntas evaluaron áreas clave como los efectos físicos, psicológicos, cognitivos, sociales y legales del alcohol, así como estrategias de prevención.

El Test de Conocimiento sobre el Alcohol para Adolescentes (TAK) permitió evaluar no solo el nivel de información general, sino también la percepción de riesgos, creencias erróneas, factores de influencia y estrategias de prevención en los adolescentes. Además, ofreció una herramienta útil para medir el impacto de programas educativos previos y guiar la planificación de futuras intervenciones (Guerra Domínguez et al., 2019; Valderá de

Miranda et al., 2023). Este test, compuesto por 10 preguntas, asigna una puntuación que determina el nivel de conocimiento del participante, categorizado como alto (8-10), medio (4-7) o bajo (0-3).

El estudio se desarrolló en tres fases. En la primera fase, de diagnóstico, se aplicó el test para evaluar el nivel inicial de conocimiento de los estudiantes sobre los efectos del consumo de alcohol. En la segunda fase, de intervención, se diseñaron y ejecutaron acciones psicoeducativas en dos sesiones de 45 minutos cada una, utilizando técnicas grupales de sensibilización, proyección de videos con discusión, talleres grupales y métodos didácticos. En la tercera fase, de evaluación, se aplicó nuevamente el test para medir el impacto de la intervención, empleando los mismos criterios del diagnóstico inicial.

La evaluación de la intervención se consideró satisfactoria si al menos el 70 % de los participantes mejoraron su nivel de conocimientos, alcanzando un nivel medio o alto. En caso contrario, se clasificó como no satisfactoria. Finalmente, se obtuvo la autorización de la Dirección Distrital de Educación del municipio de Vinto para desarrollar la investigación, asegurando que todas las actividades se realizaran respetando la planificación escolar y las normativas educativas vigentes

 

RESULTADOS

A continuación, se presentan los principales hallazgos, los cuales ofrecen una visión clara sobre el impacto de la intervención realizada a través de los talleres implementados en las unidades educativas.

En la primera fase del estudio, enfocada en el diagnóstico, se evaluó el nivel de conocimiento de los estudiantes de sexto de secundaria de las unidades educativas respecto a los efectos del consumo de alcohol.

 

Tabla 2. Diagnóstico de nivel de conocimiento sobre los efectos del alcohol

Unidad Educativa

C. Alto (8-10)

C. Medio (4-7)

C. Bajo (0-3)

Tot. Participantes

Soledad Rivas

5

9

3

17

Carmen R. Salguero

29

22

7

58

Martín Cárdenas

34

28

16

78

Martín Cárdenas H.

16

15

12

43

5 de septiembre

22

16

23

61

Avelino Mérida Z.

30

24

13

67

Anocaraire

9

16

11

36

Simón I. Patiño

14

18

12

44

Total

159

148

97

404

Total %

39%

37%

24%

100%

Nota: C= Conocimiento

 

Los resultados obtenidos reflejan una diversidad en los niveles de conocimiento entre los estudiantes encuestados. Un 39% de los estudiantes mostró un nivel de conocimiento alto, lo que sugiere que poseen información adecuada y comprenden las implicaciones negativas del consumo de bebidas alcohólicas. Este grupo evidencia que  una parte significativa de la población estudiada está consciente de los riesgos asociados, lo cual podría ser resultado de experiencias previas, influencia familiar, escolar o acceso a información educativa.

Por otro lado, un 37% de los estudiantes presentó un nivel de conocimiento medio, lo que implica una comprensión parcial sobre el tema. Este grupo, aunque no completamente desinformado, carece de una visión integral sobre los riesgos y consecuencias asociados al consumo de alcohol. Este hallazgo puede indicar que el conocimiento que poseen está fragmentado, posiblemente limitado a información superficial o general que no fomenta una percepción clara del riesgo.

Finalmente, un 24% de los estudiantes fue clasificado con un nivel de conocimiento bajo, evidenciando una carencia significativa de información que les impide entender los riesgos y consecuencias del consumo de bebidas alcohólicas. Este grupo se encuentra en una situación particularmente vulnerable, ya que su falta de conocimiento puede incrementar la probabilidad de adoptar conductas de riesgo relacionadas con el consumo.

Al analizar de manera conjunta a los estudiantes con niveles de conocimiento medio y bajo (61% de la población), se observa que la mayoría de los estudiantes no cuenta con un nivel adecuado de conocimiento sobre los efectos del consumo de alcohol. Este dato llama la atención, ya que refleja una brecha informativa significativa en una población que, por su etapa de desarrollo y transición hacia la adultez, es especialmente susceptible a la influencia social y a la adopción de conductas de riesgo.

 

Tabla 3. Nivel de conocimiento sobre los efectos del alcohol post intervención

Unidad Educativa

C. Alto (8-10)

C. Medio (4-7)

C. Bajo (0-3)

Total participantes

Soledad Rivas

16

1

0

17

Carmen R. Salguero

50

5

3

58

Martín Cárdenas

68

10

0

78

Martín Cárdenas H.

37

5

1

43

5 de septiembre

51

8

2

61

Avelino Mérida Z.

66

1

0

67

Anocaraire

36

0

0

36

Simón I. Patiño

41

3

0

44

Total

365

33

6

404

Total %

90%

8%

2%

100%

Nota: C = Conocimiento

 

Los datos reflejan los niveles de conocimiento sobre los efectos del consumo de alcohol en 404 estudiantes de diversas unidades educativas tras una intervención educativa. Los resultados indican que un 90% de los estudiantes alcanzaron un conocimiento alto, un 8% se situó en el nivel medio y solo un 2% permaneció en un nivel bajo. Estos hallazgos sugieren que la intervención tuvo un impacto significativo en la mejora del conocimiento de esta población, logrando que la gran mayoría de los participantes adquiera una comprensión sólida sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol.

Al observar los resultados desglosados por unidad educativa, se identifican variaciones importantes. Las unidades educativas Avelino Mérida Z., Anocaraire y Martín Cárdenas mostraron los mejores resultados, con más del 98% de los estudiantes en el nivel alto de conocimiento. Estas instituciones demostraron un impacto homogéneo de la intervención, lo que evidencia una implementación efectiva de las estrategias pedagógicas diseñadas. Por otro lado, unidades como Carmen R. Salguero y 5 de septiembre presentaron una mayor proporción de estudiantes en los niveles medio y bajo, con un 13,8% y 16,4%, respectivamente. Estos resultados sugieren que, aunque la mayoría de los estudiantes alcanzaron niveles altos de conocimiento, aún existe un grupo que requiere estrategias de refuerzo para consolidar su aprendizaje.

El predominio del 90% de estudiantes en el nivel de conocimiento alto evidencia la efectividad de la intervención educativa implementada. Esta mejora sustancial puede atribuirse a un diseño pedagógico efectivo que permitió la internalización del contenido de manera accesible y significativa. Además, es posible que la participación activa de los estudiantes, combinada con el apoyo de las instituciones educativas, haya sido un factor clave en el éxito de la intervención. Sin embargo, el 10% restante, compuesto por los niveles medio y bajo, evidencia una brecha que debe ser abordada mediante estrategias pedagógicas diferenciadas y de seguimiento.

 

Tabla 4. Análisis comparativo del pre y pos test por dimensiones

Niveles

Pre test

Pos test

Dependencia

Percepciones

Dependencia

Percepciones

f

%

f

%

f

%

f

%

Nivel bajo (PD: 1-2)

97

24,0

97

24,0

6

1,5

6

1,5

Nivel medio (PD: 3-4)

148

36,6

148

36,6

33

8,2

33

8,2

Nivel alto (PD: 5-6)

159

39,4

159

39,4

365

90,3

365

90,3

Total

404

100,0

404

100,0

404

100,0

404

100,0

Nota: Los datos reflejan progresos

 

La tabla evidencia un cambio significativo entre el pretest y el postest en los niveles de dependencia y percepciones, lo que sugiere un impacto positivo de la intervención aplicada. En el pretest, los participantes se distribuyeron de manera más uniforme entre los niveles bajo (24,0%), medio (36,6%) y alto (39,4%). Sin embargo, en el postest, el 90,3% de los participantes alcanzaron el nivel alto, mientras que los niveles bajo y medio disminuyeron al 1,5% y 8,2%, respectivamente. Este resultado puede interpretarse bajo la perspectiva de Bandura (1997), quien destaca que "el aprendizaje y el cambio conductual están significativamente influenciados por experiencias que fortalecen las creencias en las propias capacidades para lograr metas específicas". Así, el avance observado refleja no solo un desarrollo en las percepciones y dependencia, sino también una mayor autoeficacia en los participantes, posiblemente derivada de una intervención que promovió competencias clave y un entorno de aprendizaje favorable

Estos hallazgos tienen implicaciones prácticas significativas. Por un lado, refuerzan la utilidad de programas educativos específicos para abordar temas de salud pública, como el consumo de alcohol, en poblaciones escolares. Por otro lado, destacan la importancia de diseñar estrategias pedagógicas que consideren las características particulares de cada contexto educativo. Las instituciones con mayor diversidad en los niveles de conocimiento podrían beneficiarse de materiales educativos más dinámicos y de la incorporación de actividades interactivas, como juegos, debates y dramatizaciones. Además, la participación activa de las familias y la comunidad educativa podría reforzar el aprendizaje desde el entorno familiar.

Asimismo, es crucial implementar evaluaciones periódicas para medir la sostenibilidad del conocimiento adquirido y realizar los ajustes necesarios en los programas educativos. Esto incluye el análisis cualitativo de las percepciones y actitudes de los estudiantes hacia el consumo de alcohol, permitiendo que las intervenciones sean más relevantes y adaptadas a sus necesidades reales. Además, se recomienda ampliar este tipo de programas a otras unidades educativas y regiones, especialmente en comunidades rurales o marginadas, donde el acceso a la información puede ser más limitado.

En conclusión, el análisis de los datos post-intervención muestra un panorama alentador, con un 90% de los estudiantes alcanzando un nivel alto de conocimiento sobre los efectos del consumo de alcohol. No obstante, la proporción de estudiantes con niveles medio y bajo pone de manifiesto la necesidad de un enfoque diferencial para garantizar que todos los estudiantes adquieran un conocimiento integral sobre este tema. Estos resultados destacan la importancia de las intervenciones educativas como herramientas clave para la prevención de conductas de riesgo y el fomento de estilos de vida saludables en la población adolescente.

 

Discusión

Los resultados de este estudio demuestran una mejora significativa en el nivel de conocimiento de los estudiantes de sexto de secundaria del municipio de Vinto sobre los efectos del consumo de alcohol, tras la implementación de talleres educativos. Antes de los talleres, el 61% de los estudiantes presentaba niveles de conocimiento medio o bajo, lo que se alinea con investigaciones previas que señalan un déficit informativo generalizado entre los adolescentes sobre los riesgos asociados al consumo de alcohol. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por adolescentes a nivel global, siendo este grupo particularmente vulnerable debido a su susceptibilidad a las influencias sociales y la falta de acceso a información adecuada (OMS, 2021). Estudios como el de Cabrera (2017) refuerzan esta idea al evidenciar que una proporción significativa de adolescentes carece de una comprensión clara de las consecuencias del consumo de alcohol, lo que contribuye a la normalización de su uso en contextos recreativos y sociales.

El incremento del 51% en la categoría de conocimiento alto tras la intervención educativa refleja la eficacia de los talleres para contrarrestar las narrativas normalizadoras del consumo de alcohol. Investigaciones como las de Salvatierra (2014) y Cabrera (2017) destacan cómo los entornos socioculturales, especialmente en contextos como Vinto, perpetúan la percepción del alcohol como un componente esencial de la interacción social. Sin embargo, los resultados de este estudio confirman que, al proporcionar información precisa y relevante, los estudiantes pueden desarrollar una reflexión crítica que les permita cuestionar estas normas culturales. Esto coincide con las recomendaciones de la OMS y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA, 2022), que subrayan la importancia de las estrategias educativas en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas. Además, la educación se presenta como una herramienta eficaz no solo para aumentar el conocimiento, sino también para influir positivamente en las actitudes y comportamientos relacionados con el consumo.

En este contexto, es relevante considerar cómo las dinámicas familiares y la influencia del grupo de pares pueden moderar el impacto de estas intervenciones. Gonzales (2018) resalta que las familias y los grupos sociales inmediatos juegan un papel crucial en la adopción de conductas de riesgo. Los talleres educativos, al incrementar el conocimiento sobre los riesgos del consumo de alcohol, pueden fortalecer la capacidad de los estudiantes para resistir presiones externas, ya sean familiares o sociales. Además, las observaciones de Cabrera (2017) sobre el consumo frecuente en fiestas y eventos informales resaltan la importancia de complementar las intervenciones educativas con estrategias comunitarias que limiten los espacios de riesgo. Este enfoque integrado podría maximizar el impacto de los programas de prevención, fomentando un cambio cultural más amplio.

El impacto positivo de los talleres educativos también tiene implicaciones relevantes en el contexto boliviano, donde el consumo de alcohol comienza a edades tempranas y está profundamente arraigado en las prácticas sociales (Cabrera, 2017; Salvatierra, 2014). La mejora en el nivel de conocimiento observada en este estudio sugiere que estos programas educativos pueden ser un componente clave para reducir las tasas de consumo problemático. Esto podría traducirse en beneficios a largo plazo para la salud pública, como la disminución de trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades no transmisibles asociadas al consumo de alcohol, como señalan Ahumada-Cortez et al. (2017). Además, la experiencia en Vinto puede servir como modelo para otras regiones con características similares, contribuyendo al diseño de políticas educativas más efectivas y escalables.

A pesar de los resultados prometedores, este estudio tiene limitaciones que deben ser consideradas. Los hallazgos se limitan al contexto sociocultural específico de Vinto, lo que podría restringir su generalización a otras regiones con dinámicas distintas. Además, aunque los resultados muestran un incremento significativo en el conocimiento, no se evaluó si estos cambios se traducen en modificaciones conductuales, como la reducción del consumo de alcohol. La durabilidad de los conocimientos adquiridos también representa una incógnita, ya que no se realizó un seguimiento longitudinal para determinar si los efectos de los talleres se mantienen en el tiempo.

En futuras investigaciones, sería esencial ampliar la muestra a otros municipios de Cochabamba y de Bolivia, permitiendo explorar si los resultados son consistentes en diferentes contextos socioculturales. Asimismo, sería importante diseñar estudios que analicen los efectos conductuales derivados del aumento en el conocimiento, utilizando medidas objetivas para evaluar el consumo real de alcohol y otras conductas de riesgo asociadas. Finalmente, investigaciones adicionales podrían profundizar en cómo factores familiares, sociales y culturales específicos moderan o median el impacto de las intervenciones educativas. Por ejemplo, explorar el papel de la actitud de los padres hacia el alcohol o la influencia de los pares podría proporcionar información valiosa para desarrollar programas más personalizados y efectivos.

 

CONCLUSIONES

El proyecto Análisis y fortalecimiento del conocimiento y la percepción sobre el consumo de bebidas alcohólicas en estudiantes de sexto de educación secundaria, llevado a cabo en las unidades educativas del municipio de Vinto (Anocaraire, Simón I. Patiño, Carmen Rosa Salguero, Soledad Rivas, Martín Cárdenas Hermosa, Martín Cárdenas, 5 de Septiembre y Avelino Mérida Zubieta), logró cumplir de manera efectiva con los objetivos planteados, superando los desafíos que surgieron durante su implementación. Los resultados obtenidos confirman la importancia de las intervenciones educativas como una herramienta clave para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes.

En relación con el primer objetivo, Diagnosticar el nivel de conocimiento preventivo del alcoholismo, la aplicación del Test de Conocimiento sobre el Alcohol para Adolescentes (TAK) permitió identificar que el 24% de los estudiantes tenía un nivel de conocimiento bajo, el 37% medio y el 39% alto. Aunque una minoría (39%) evidenció un conocimiento sólido, el hecho de que el 61% de los estudiantes presentara un conocimiento limitado subrayó la necesidad urgente de intervenciones informativas y preventivas. Estos datos sirvieron como línea de base para diseñar actividades educativas específicas y pertinentes, orientadas a cerrar estas brechas de conocimiento.

Respecto al segundo objetivo, Implementar el programa de prevención del alcoholismo, se desarrollaron e implementaron talleres educativos en todas las instituciones participantes. Estos talleres abordaron temas fundamentales como los efectos biológicos, psicológicos y sociales del consumo de alcohol, empleando metodologías dinámicas y participativas. La inclusión de debates y actividades reflexivas permitió que los estudiantes no solo adquirieran información, sino que también desarrollaran una comprensión crítica del impacto del alcohol en su vida personal, familiar y comunitaria.

En cuanto al último objetivo, Valorar los logros y efectos del programa de prevención, los resultados finales reflejan un progreso significativo. Posterior a la intervención, el 90% de los estudiantes alcanzó un nivel alto de conocimiento, mientras que el 8% permaneció en un nivel medio y solo el 2% en un nivel bajo. Este avance evidencia el impacto positivo del programa en el fortalecimiento del conocimiento preventivo. Además, las instituciones con menor número de estudiantes mostraron niveles superiores de concienciación, lo que sugiere que un enfoque más personalizado puede incrementar la efectividad de las intervenciones educativas.

El proyecto se consolidó como una iniciativa fundamental para fomentar la cultura de prevención entre los estudiantes, capacitándolos con conocimientos y habilidades esenciales para tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar. Los talleres no solo abordaron el consumo de alcohol como una problemática aislada, sino que promovieron un enfoque integral que consideró el contexto social, cultural y educativo de los participantes. Este esfuerzo conjunto entre las instituciones educativas y los facilitadores del programa marca un paso significativo hacia la creación de comunidades escolares más conscientes y comprometidas con la promoción de estilos de vida saludables.

En conclusión, los logros alcanzados demuestran el potencial transformador de las intervenciones educativas bien diseñadas y adaptadas a las necesidades contextuales. Si bien este proyecto representa un avance importante, es necesario seguir trabajando en el fortalecimiento de estas iniciativas, ampliando su alcance y asegurando su sostenibilidad en el tiempo. La implementación de programas educativos similares en otros municipios podría replicar los éxitos observados en Vinto, contribuyendo así a la reducción del consumo problemático de alcohol y a la mejora de la calidad de vida de los adolescentes en Bolivia.

 

REFERENCIAS

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